Hubo unos años en que en España se crecía impulsado por el Sector Público. Motor de la economía, ejecutor de grandes obras infraestructurales, auspiciaba y daba trabajo a un gran número de profesionales en una época de viento a favor.
Cuando el viento cesó, cesó con él la actividad pública bajo el yugo de las normas europeas de contención de gasto público. En una situación de semi-rescate, el motor se apagó y con él el impulso económico. Múltiples empresas que directa e indirectamente rendían servicio al Gobierno debieron cerrar o readaptar sus objetivos a nuevos mercados, generalmente en el sector privado, en una situación muy alejada a lo que se podría denominar motor de una economía.
Pero cuando el padre muere, alguien debe tomar las riendas. Ese alguien es el sector privado que tras años de lucha intenta liderar a la Economía española ante los retos que se presentan.
El principal reto es reducir la sobredimensión de la Administración Pública. Como ya he comentado en alguna entrada, el actual sistema público impide el crecimiento de la economía ya que gran parte de los ingresos de la Administración van destinados a pagar una serie de sueldos de dudosa rentabilidad. Duplicidad de administraciones y cargos, cierta desconfianza en los métodos de evaluación del rendimiento de empleados públicos, etc. hacen que exista aún cierto recelo en las posibilidades de recuperación de nuestra economía.
Las medidas necesarias no se tomarán hasta, como mínimo, pasadas las próximas elecciones generales. El actual sistema, a 4 años vista, es lo que tiene. No facilita la adopción de ciertas medidas impopulares que llenan las calles de gente protestando por sus derechos.
En un entorno internacional competitivo al máximo, la economía española no puede andar con un lastre en los tobillos. Debe librarse de él cuanto antes mejor. Si bien crecer con un lastre puede ser positivo, especialmente cuando te libras de él. Corres más rápido y mejor.
El sector privado, según un estudio publicado hoy por Arcano, ha mejorado su competitividad aproximadamente un 8% en un periodo de tiempo en el que sus competidores la han aumentado entre un 5 y un 10%. Esta gran mejora de la competitividad en términos reales, por la vía de la reducción de salarios en muchos casos (nuevamente el sector privado y las familias asumen el peso de la recuperación), implica que podemos vender mejor y más barato mientras otros venden más caro.
Ello podría explicar que, por ejemplo, Bill Gates pase a ser el segundo principal accionista de FCC, o que la bolsa siga marcando máximos desde que frenó la caída.
El mencionado estudio revela un panorama futuro interesante a nivel de competitividad exterior. Es el fruto de la semilla que el sector privado ha plantado. Ese fruto da de comer también al sector público. Creo que éste debería ir pensando en ponerse a dieta, no sea que nos mate de hambre a todos.